01 octubre, 2014

Crítica literaria de "Leonora" de Elena Poniatowska

Retrato vital una mujer surrealista


Título: Leonora
Elena Poniatowska (1932) periodista y escritora mexicana, nacida en Paris en el seno de una familia aristocrática, y Premio Cervantes 2013, acomete con Leonora (Premio Biblioteca Brece 2011), un recorrido a través de la fascinante vida de la última pintora surrealista, y también escritora, Leonora Carrington (1917–2011). Durante cinco décadas, estas mujeres trascendentales en la cultura mexicana de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, cultivaron una amistad más allá del mundo artístico y cultural, incluso colaboraron en un par de libros, Lilus Kikus (1954) y Rondas de la niña mala (2008), ambos escritos por Poniatowska, e ilustrados por Carrington. En este contexto, e inspirándose en conversaciones y entrevistas, Elena Poniatowska, configura un retrato vital de su amiga, que, otra coincidencia, también nació en Europa, más concretamente en Lancashire, Inglaterra; su padre Harold Carrington, dueño de Imperial Chemical, fue un magnate de la industria textil.

Parece ser que en algunos círculos culturales mexicanos, Elena Poniatowska no goza de gran consideración, incluso, no es reconocida como una figura literaria en su país, y estas críticas se han acentuado a raíz de la concesión del Premio Cervantes. Desconozco si es debido a ese mal que recorre el mundo; la envidia, o si el problema es más simple; motivos políticos. Poniatowska, conocida como “La Princesa Roja”, simpatiza con la izquierda y es defensora de los derechos humanos, y ya se sabe, muchos pierdan la objetividad cuando de política se trata, entonces prima más el conservadurismo de las ideas, que la calidad literaria de una autora que atesora una extensa obra, realizada durante más de cincuenta años. En cualquier caso, siendo esta mi primera aproximación a la obra de esta autora, reconozco que a veces, me ha dejado un poco desconcertado, será porque el estilo es muy personal, y no estoy habituado a este tipo de originalidades. No obstante, es una novela de fácil lectura, el desarrollo de la acción es ágil, posiblemente, porque la propia protagonista avanzó por la vida de forma vertiginosa.

Con estos precedentes, Poniatowska recrea la infancia de Leonora, una niña inteligente, imaginativa y, sobre todo rebelde, poseedora de una obstinación que la llevará a
transitar por caminos ajenos a los que han proyectado sus progenitores. Desde pequeñita sufre visiones, y prefiere correr por la calle, montar a caballo o jugar con el perro, ama a los animales, incluso habla con los equinos y dice ser una yegua. Esta conducta exaspera a su padre: 

Leonora, la formación de las mujeres es distinta a la de los hombres.
A ustedes hay que educarlas para complacer.

Leonora pasa por diferentes instituciones en el continente, pero dicen de ella que es una inadaptada. En Florencia descubre los museos y la pintura, y de regreso a Inglaterra, ya tiene incubado el germen de la pintura. Convertida en una adolescente bella y muy rica, sus padres pretenden presentarla en la más alta sociedad, así conoce las fiestas de Buckingham, pero a Leonora no le interesan aquellos hombres ni aquellos modales, sólo suspira por pintar. Precisamente, después de ser presentada a los reyes en el Palacio, su madre considera que ha llegado el momento de pensar en novios o marido, pero se siente decepcionada con su hija: 

Tienes una pésima actitud. Te iba a regalar la tiara pero olvídalo. Esto que acabas de vivir es una página histórica en tu vida y en la nuestra. Son tus monarcas, te protegen; es tu país, tu historia.

Elena Poniatowska y Leonora Carrington
Son las primeras páginas de la novela, que revelan la valentía y la rebeldía que
acompañará a Leonora durante toda su existencia. El libro está escrito en tercera persona, y estructurado en 56 pequeños capítulos, que abarcan toda una vida. En Inglaterra pasó la infancia y la adolescencia; en Paris y en St. Martin d’Ardèche, descubrió el surrealismo, además de la pasión, el amor y las ganas de vivir; en Madrid y Santander, conoció la locura, el calvario y el manicomio; Nueva York, supuso el reencuentro con los surrealistas y de nuevo, la felicidad; y en México, encontró los colores para desarrollar la pintura que atesoraba en su interior, aquellas visiones infantiles y las posteriores obsesiones se hicieron realidad, configurando una inmensa obra pictórica y, también literaria, al mismo tiempo que se rodeaba de algunos amigos y formaba una familia.

Con 20 años conoce en Londres a Max Ernst, y aunque éste tiene 46 años, queda atrapada por la imaginación y verborrea del alemán, que está casado con la galerista Marie Berthe Aurenche. Leonora ha descubierto el surrealismo, ha encontrado algo que sabía que existía, pero que aún no había sido capaz de interpretar. Rompe con su padre, y se marcha con Max a Paris, donde, como un torbellino, entra en contacto con los artistas del movimiento surrealista; el escritor André Bretón, pionero de los movimientos dadaísta y surrealista, queda prendado de la amiga de Max. El relato de Poniatowska en la época de St. Martin d’Ardèche, se puede calificar como de “auténtica historia de amor”, un hombre y una mujer que no necesitan nada, absolutamente nada, han encontrado la felicidad. Leonora es una yegua desbocada que pinta y escribe. Los diálogos son surrealistas, Poniatowska es un camaleón, que los adapta al movimiento que está viviendo su heroína. La posibilidad de una inminente guerra destroza la felicidad de la pareja, Max Ernst es detenido, y Leonora sufre los primeros síntomas de crisis.

Estar loco es ir de un lado a otro sin saber a qué, sin saber por qué, perdiéndose en el camino. “Es vagar por lo desconocido con el abandono y el valor de la ignorancia”

Clínica del Doctor Morales
Con los alemanes por todas partes, España es la salvación, después de pasar por Madrid, donde los hombres de Imperial Chemical y de la embajada británica, la recluyen en el Ritz, Leonora es cada vez más peligrosa, cree que sus poderes pueden detener la guerra y liberar a España de Franco, incluso llega a tirar desde la azotea de un hotel, mil papelillos contra el dictador. Los doctores la diagnostican un “trastorno paranoide”. Por mediación de la familia, es ingresada en un hospital psiquiátrico, la Clínica del Doctor Morales en Santander. Aquellos meses son infernales para Leonora, las sesiones de Cardiozol que producen unos efectos similares a los ataques epilépticos, las convulsiones, las ataduras a la cama; desea fervientemente escapar de allí.

Leonora liga su vida personal a lo que sucede al mundo; ella es la tierra, sus brazos son los olivos que se levantan contra el nazismo. 

Escapa a Lisboa, y gracias a la ayuda de Peggy Guggenheim, pareja en aquellos momentos de Max Ernst, viaja a Nueva York, donde recupera la felicidad y consigue el reconocimiento de su obra artística, gracias al mecenazgo de Peggy. Casada con el periodista y poeta mexicano, Renato Leduc, del que se separará un año después, llega a México D.F en 1942. Los diálogos de Poniatowska siguen siendo sugestivos:

-¿Hay enanos en tu país?
-Tenemos muchos políticos de poca alzada.

La parte correspondiente a México, casi la mitad del libro, resulta menos interesante, su lectura se hace más “pesada”, Poniatowska alarga demasiado este periodo, posiblemente porque ella es testigo de algunos hechos; en todo caso, abunda la información, haciendo que la narración resulte algo farragosa. En México, Leonora entabla una intensa amistad con la pintora surrealista nacida en Anglés (Gerona), Remedios Varo, (se conocían de los encuentros surrealistas en París), y con la fotógrafa húngara, Kati Horna, “Las tres tienen en común un pasado europeo, la guerra, el arte, la orfandad; las tres se acompañan, se consuelan, se animan, tienen las mismas razones para vivir”. Durante muchos años Leonora Carrington compondrá una colosal obra surrealista, (pintura, escultura, literatura, teatro, etc.,) inspirada en su imaginación, en su mundo interior y en sus propias vivencias: las visiones, las obsesiones, las enseñanzas de Max Ernst, el interés por las leyendas celtas, por el budismo o la cultura maya.

   
El mundo mágico de los mayas (1963) Museo Nacional de Antropología

Leonora es mucho más que una biografía novelada, (la propia autora afirma que se trata ante todo de una novela. “No es ni una crítica de la pintura de Leonora Carrington, ni una biografía") Es además, un recorrido por el surrealismo, un movimiento artístico y literario de vital importancia en el siglo XX, una actitud ante la vida, una reivindicación de las visiones, una mirada de ideología revolucionaria, una liberación sexual, un amor por la libertad sin límites, en definitiva, la recreación del espíritu de una época.

Crítica: +José A. Perales 

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