01 mayo, 2015

Crítica "Homer y Langley" de Edgar Lawrence Doctorow

diógenes, Homer y Langley.
  • Título: Homer y Langley.
  • Autor: Edgar Lawrence Doctorow
  • Nº de páginas: 208 págs.
  • Editorial: MISCELANEA EDITORIAL
  • ISBN: 9788493722876
Los hermanos Collyer, Homer y Langley, fueron dos hermanos estadounidenses de familia acomodada, que se hicieron famosos por su carácter excéntrico y el acaparamiento compulsivo de objetos desechados.

Vivieron en New York hasta 1947 y fueron acumuladores compulsivos, llegando a juntar casi 200 toneladas de diverso material en su casa de 4 pisos en el cruce entre la Quinta Avenida y la calle 128 en Harlem, Manhattan. A partir de su historia el escritor Edgar Lawrence Doctorow trata de novelar su vida.

Doctorow edifica su novela "Homer y Langley" en torno a la vivienda de los hermanos. La vivienda es el núcleo. Escrita en primera persona, es el hermano menor, Homer, quien nos adentra en la casa y en sus vidas. Las páginas de la novela son una sucesión de personas que aparecen y desaparecerán de la casa. Desaparece todo el personal del servicio: mueren, se marchan, son despedidos; y aparecen muchos más personajes que se suben al imán de la casa: un mafioso, jóvenes hippies, estudiantes de música, prostitutas... Aparentemente es una sucesión de personas, pero es la vida transcurriendo.

Foto interior de la casa de los hermanos Collyer.
Acumularon aproximadamente 190.000 periódicos
Doctorow nos lleva de la mano, muy despacio y sutilmente por la degradación paulatina de la casa, de la cordura y de la vida de los hermanos. Aunque el lector desde casi el primer momento entiende la enajenación que sufre el hermano mayor (Langley), por momentos le genera dudas por la brillantez de alguno de sus razonamientos. Al final también se plantea la cordura del hermano menor, dependiente del primero a causa de su ceguera.

El autor ha conseguido transformar una historia de vergüenza y mofa en una historia íntima y respetuosa que le ha dado algo de dignidad a sus protagonistas, tratando de buscarle una explicación a ¿qué les hizo convertirse en lo que se convirtieron?

Hay que reconocerle al autor como se ha puesto en la piel de una persona invidente. Nos enseña con sus letras, cómo ve un ciego. Y lo más complejo, cómo siente y se “apaña” para vivir el día a día. Detalles como que camina y le puede pisar los talones al que va delante, es sinónimo de observación o de mucha documentación. También nos hace interesantes descripciones de los personajes y de algunos escenarios sin caer en la recreación. Algo que podía suceder al estar escrita la novela desde la perspectiva de un ciego.

El día que las autoridades entraron en su casa de 4 pisos
en el cruce entre la 
Quinta Avenida y la calle 128
en 
HarlemManhattan. 
El autor también se ha documentado o domina muy bien otras materias como música y reflexión filosófica. En música para edificar a Homer (era casi toda su vida) y en reflexión filosófica, incluso en arte, para crear un personaje complejo y lleno de aristas como Langley y explicar su enajenación.

La novela podíamos decir que trata del aislamiento voluntario, existiendo incluso en medicina el llamado "Síndrome de Los Hermanos Collyer", que viene a ser una especie de síndrome de Diógenes, al que se le suma el aislamiento de la sociedad.

Cabría apuntar que Doctorow se toma algunas licencias y no hace una novelación de la historia muy fiel, ya que coloca a Homer como el menor y era  realmente el mayor de los dos hermanos y que aparte de quedarse ciego, era también paralítico: Homer Collyer (1881-1947) y Langley Collyer (1885-1947). Homer se hizo abogado y Langley ingeniero. También ha sido muy sutil con el final de la novela. El verdadero final es mucho más traumático, leer aquí.

En apenas 200 páginas es una obra que nos entretiene, nos cuenta una versión de una historia llamativa, nos lleva a la intimidad de dos seres aislados, y nos ilustra sobre la sociedad de los años de la Ley Seca en EE.UU.

Algunas joyas de la novela:
Los poemas contienen ideas. Las ideas de los poemas proceden de emociones y las emociones se transmiten en imágenes. Gracias a eso los poemas son más interesantes que las novelas. Que sólo son historias”.

P.D: No sé si ha sido cuestión de la versión digital que he adquirido, pero me encontrado alguna redundancia y alguna que otra errata.

Crítica: Francisco Concepción


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