Mientras leo La playa de los ahogados, me sucede lo que al comisario Leo Caldas, por el título no conocía la canción de Solvieg, esa que silbaba Justo Castelo cada tarde mientras visitaba a su madre y leía el periódico; ésa que dejó de sonar en aquel salón una tarde dos meses antes de su muerte. Os dejo la versión de Marita Solberg
En este enlace, quien como yo desconozca todo de este asunto un post que explica el contenido del tema.
Gracias a Ana C. también podemos unir a este tema (que parece gallego, en palabras de Caldas), el que el fatuo Losada pone en la emisora, mientras el inspector piensa la respuesta a la pregunta que le hace el oyente de turno...
Como dice FranCo en uno de sus comentarios, no me extraña que Caldas se pusiera de los nervios y quedara incapacitado para el pensamiento:
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