Retrato vital una mujer surrealista
Título: Leonora |
Parece ser que en algunos círculos culturales mexicanos, Elena Poniatowska no goza de gran consideración, incluso, no es reconocida como una figura literaria en su país, y estas críticas se han acentuado a raíz de la concesión del Premio Cervantes. Desconozco si es debido a ese mal que recorre el mundo; la envidia, o si el problema es más simple; motivos políticos. Poniatowska, conocida como “La Princesa Roja”, simpatiza con la izquierda y es defensora de los derechos humanos, y ya se sabe, muchos pierdan la objetividad cuando de política se trata, entonces prima más el conservadurismo de las ideas, que la calidad literaria de una autora que atesora una extensa obra, realizada durante más de cincuenta años. En cualquier caso, siendo esta mi primera aproximación a la obra de esta autora, reconozco que a veces, me ha dejado un poco desconcertado, será porque el estilo es muy personal, y no estoy habituado a este tipo de originalidades. No obstante, es una novela de fácil lectura, el desarrollo de la acción es ágil, posiblemente, porque la propia protagonista avanzó por la vida de forma vertiginosa.
Con
estos precedentes, Poniatowska recrea la infancia de Leonora, una niña
inteligente, imaginativa y, sobre todo rebelde, poseedora de una obstinación
que la llevará a
transitar por caminos ajenos a los que han proyectado sus progenitores. Desde pequeñita sufre visiones, y prefiere correr por la calle, montar a caballo o jugar con el perro, ama a los animales, incluso habla con los equinos y dice ser una yegua. Esta conducta exaspera a su padre:
transitar por caminos ajenos a los que han proyectado sus progenitores. Desde pequeñita sufre visiones, y prefiere correr por la calle, montar a caballo o jugar con el perro, ama a los animales, incluso habla con los equinos y dice ser una yegua. Esta conducta exaspera a su padre:
Leonora, la formación de las mujeres
es distinta a la de los hombres.
A ustedes hay que educarlas para
complacer.
Leonora
pasa por diferentes instituciones en el continente, pero dicen de ella que es
una inadaptada. En Florencia descubre los museos y la pintura, y de regreso a
Inglaterra, ya tiene incubado el germen de la pintura. Convertida en una
adolescente bella y muy rica, sus padres pretenden presentarla en la más alta
sociedad, así conoce las fiestas de Buckingham, pero a Leonora no le interesan
aquellos hombres ni aquellos modales, sólo suspira por pintar. Precisamente,
después de ser presentada a los reyes en el Palacio, su madre considera que ha
llegado el momento de pensar en novios o marido, pero se siente decepcionada
con su hija:
Tienes una pésima
actitud. Te iba a regalar la tiara pero olvídalo. Esto que acabas de vivir es
una página histórica en tu vida y en la nuestra. Son tus monarcas, te protegen;
es tu país, tu historia.
Elena
Poniatowska y Leonora Carrington
|
Son
las primeras páginas de la novela, que revelan la valentía y la rebeldía que
acompañará a Leonora durante toda su existencia. El libro está escrito en tercera
persona, y estructurado en 56 pequeños capítulos, que abarcan toda una vida. En
Inglaterra pasó la infancia y la adolescencia; en Paris y en St. Martin
d’Ardèche, descubrió el surrealismo, además de la pasión, el amor y las ganas
de vivir; en Madrid y Santander, conoció la locura, el calvario y el manicomio;
Nueva York, supuso el reencuentro con los surrealistas y de nuevo, la
felicidad; y en México, encontró los colores para desarrollar la pintura que atesoraba
en su interior, aquellas visiones infantiles y las posteriores obsesiones se
hicieron realidad, configurando una inmensa obra pictórica y, también
literaria, al mismo tiempo que se rodeaba de algunos amigos y formaba una
familia.
Con
20 años conoce en Londres a Max Ernst, y aunque éste tiene 46 años, queda
atrapada por la imaginación y verborrea del alemán, que está casado con la
galerista Marie Berthe Aurenche. Leonora ha descubierto el surrealismo, ha
encontrado algo que sabía que existía, pero que aún no había sido capaz de
interpretar. Rompe con su padre, y se marcha con Max a Paris, donde, como un
torbellino, entra en contacto con los artistas del movimiento surrealista; el
escritor André Bretón, pionero de los movimientos dadaísta y surrealista, queda
prendado de la amiga de Max. El relato de Poniatowska en la época de St. Martin
d’Ardèche, se puede calificar como de “auténtica historia de amor”, un hombre y
una mujer que no necesitan nada, absolutamente nada, han encontrado la
felicidad. Leonora es una yegua desbocada que pinta y escribe. Los diálogos son
surrealistas, Poniatowska es un camaleón, que los adapta al movimiento que está
viviendo su heroína. La posibilidad de una inminente guerra destroza la
felicidad de la pareja, Max Ernst es detenido, y Leonora sufre los primeros
síntomas de crisis.
Estar loco es ir de un
lado a otro sin saber a qué, sin saber por qué, perdiéndose en el camino. “Es
vagar por lo desconocido con el abandono y el valor de la ignorancia”
Clínica del Doctor Morales |
Con los alemanes por todas partes, España es la
salvación, después de pasar por Madrid, donde los hombres de Imperial Chemical
y de la embajada británica, la recluyen en el Ritz, Leonora es cada vez más
peligrosa, cree que sus poderes pueden detener la guerra y liberar a España de
Franco, incluso llega a tirar desde la azotea de un hotel, mil papelillos contra
el dictador. Los doctores la diagnostican un “trastorno paranoide”. Por mediación de la familia, es ingresada en
un hospital psiquiátrico, la Clínica del Doctor Morales en Santander. Aquellos
meses son infernales para Leonora, las sesiones de Cardiozol que producen unos
efectos similares a los ataques epilépticos, las convulsiones, las ataduras a la
cama; desea fervientemente escapar de allí.
Leonora liga su vida personal a lo que sucede al mundo; ella es la tierra, sus brazos son los olivos que se levantan contra el nazismo.
Escapa a Lisboa, y gracias a la ayuda de Peggy Guggenheim, pareja en aquellos momentos de Max Ernst, viaja a Nueva York, donde recupera la felicidad y consigue el reconocimiento de su obra artística, gracias al mecenazgo de Peggy. Casada con el periodista y poeta mexicano, Renato Leduc, del que se separará un año después, llega a México D.F en 1942. Los diálogos de Poniatowska siguen siendo sugestivos:
Leonora liga su vida personal a lo que sucede al mundo; ella es la tierra, sus brazos son los olivos que se levantan contra el nazismo.
Escapa a Lisboa, y gracias a la ayuda de Peggy Guggenheim, pareja en aquellos momentos de Max Ernst, viaja a Nueva York, donde recupera la felicidad y consigue el reconocimiento de su obra artística, gracias al mecenazgo de Peggy. Casada con el periodista y poeta mexicano, Renato Leduc, del que se separará un año después, llega a México D.F en 1942. Los diálogos de Poniatowska siguen siendo sugestivos:
-¿Hay enanos en tu país?
-Tenemos muchos políticos de poca
alzada.
La
parte correspondiente a México, casi la mitad del libro, resulta menos interesante,
su lectura se hace más “pesada”, Poniatowska alarga demasiado este periodo,
posiblemente porque ella es testigo de algunos hechos; en todo caso, abunda la
información, haciendo que la narración resulte algo farragosa. En México,
Leonora entabla una intensa amistad con la pintora surrealista nacida en Anglés
(Gerona), Remedios Varo, (se conocían de los encuentros surrealistas en París),
y con la fotógrafa húngara, Kati Horna, “Las
tres tienen en común un pasado europeo, la guerra, el arte, la orfandad; las
tres se acompañan, se consuelan, se animan, tienen las mismas razones para
vivir”. Durante muchos años Leonora Carrington compondrá una colosal obra
surrealista, (pintura, escultura, literatura, teatro, etc.,) inspirada en su imaginación,
en su mundo interior y en sus propias vivencias: las visiones, las obsesiones,
las enseñanzas de Max Ernst, el interés por las leyendas celtas, por el budismo
o la cultura maya.
El mundo mágico de los mayas (1963) Museo Nacional
de
Antropología
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