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Vivieron en New York hasta 1947 y fueron acumuladores compulsivos, llegando a juntar casi 200 toneladas de diverso material en su casa de 4 pisos en el cruce entre la Quinta Avenida y la calle 128 en Harlem, Manhattan. A partir de su historia el escritor Edgar Lawrence Doctorow trata de novelar su vida.
Doctorow edifica su novela "Homer y Langley" en torno a la
vivienda de los hermanos. La vivienda es el núcleo. Escrita en
primera persona, es el hermano menor, Homer, quien nos adentra en la
casa y en sus vidas. Las páginas de la novela son una sucesión de
personas que aparecen y desaparecerán de la casa. Desaparece todo el
personal del servicio: mueren, se marchan, son despedidos; y aparecen
muchos más personajes que se suben al imán de la casa: un mafioso,
jóvenes hippies, estudiantes de música, prostitutas...
Aparentemente es una sucesión de personas, pero es la vida transcurriendo.
Foto interior de la casa de los hermanos Collyer. Acumularon aproximadamente 190.000 periódicos |
Doctorow
nos lleva de la mano, muy despacio y sutilmente por la degradación
paulatina de la casa, de la cordura y de la vida de los hermanos. Aunque el lector
desde casi el primer momento entiende la enajenación que sufre el
hermano mayor (Langley), por momentos le genera dudas por la
brillantez de alguno de sus razonamientos. Al final también se plantea la cordura del hermano menor, dependiente del primero a causa
de su ceguera.
El autor ha conseguido transformar una historia de vergüenza y mofa en una historia íntima y respetuosa que le ha dado algo de dignidad a sus protagonistas, tratando de buscarle una explicación a ¿qué les hizo convertirse en lo que se convirtieron?
El autor ha conseguido transformar una historia de vergüenza y mofa en una historia íntima y respetuosa que le ha dado algo de dignidad a sus protagonistas, tratando de buscarle una explicación a ¿qué les hizo convertirse en lo que se convirtieron?
Hay
que reconocerle al autor como se ha puesto en la piel de una persona
invidente. Nos enseña con sus letras, cómo ve un ciego. Y lo más
complejo, cómo siente y se “apaña” para vivir el día a día. Detalles como
que camina y le puede pisar los talones al que va delante, es
sinónimo de observación o de mucha documentación.
También nos hace interesantes descripciones de los personajes y de
algunos escenarios sin caer en la recreación. Algo que podía
suceder al estar escrita la novela desde la perspectiva de un ciego.
El día que las autoridades entraron en su casa de 4 pisos en el cruce entre la Quinta Avenida y la calle 128 en Harlem, Manhattan. |
El
autor también se ha documentado o domina muy bien otras materias como
música y reflexión filosófica. En música para edificar a Homer (era casi toda su vida) y en
reflexión filosófica, incluso en arte, para crear un personaje
complejo y lleno de aristas como Langley
y explicar su enajenación.
La
novela podíamos decir que trata del aislamiento voluntario,
existiendo incluso en medicina el llamado "Síndrome de Los Hermanos Collyer", que viene a ser una especie de síndrome
de Diógenes,
al que se le suma el aislamiento de la sociedad.
Cabría
apuntar que Doctorow se toma algunas licencias y no hace una
novelación de la historia muy fiel, ya que coloca
a Homer como el menor y era realmente el mayor de los dos hermanos y que aparte
de quedarse ciego, era también paralítico: Homer Collyer
(1881-1947) y Langley Collyer (1885-1947). Homer se hizo abogado y
Langley ingeniero. También ha sido muy sutil con el final de la
novela. El verdadero final es mucho más traumático, leer aquí.
En apenas 200 páginas es una obra que nos entretiene, nos cuenta una versión de una historia llamativa, nos lleva a la intimidad de dos seres aislados, y nos ilustra sobre la sociedad de los años de la Ley Seca en EE.UU.
En apenas 200 páginas es una obra que nos entretiene, nos cuenta una versión de una historia llamativa, nos lleva a la intimidad de dos seres aislados, y nos ilustra sobre la sociedad de los años de la Ley Seca en EE.UU.
Algunas
joyas de la novela:
“Los
poemas contienen ideas. Las ideas de los poemas proceden de emociones y las emociones se transmiten en imágenes. Gracias a eso
los poemas son más interesantes que las novelas. Que sólo son
historias”.
P.D: No sé si ha sido cuestión de la versión digital que he adquirido,
pero me encontrado alguna redundancia y alguna que otra errata.
Crítica: Francisco Concepción
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