“No hace demasiado tiempo que ocurrió aquella historia –menos de lo que suele durar una vida, y qué poco es una vida, una vez terminada y cuando ya se puede contar en unas frases y sólo deja en la memoria cenizas que se desprenden a la menor sacudida y vuelan a la menor ráfaga”
Javier Marías es un autor cuyo
estilo se reconoce en la primera frase que se lee.
Juan de Vere, el narrador, nos
cuenta en su madurez, los sucesos de los que fue testigo cuando en 1980, con
apenas 23 años, encuentra su primer empleo como secretario y ayudante del
director de cine Eduardo Muriel. Juan contempla sin comprender el
desprecio y maltrato psicológico con que
Eduardo castiga a su mujer, Beatriz Noguera. Ambos mantienen una relación
desdichada debido a algo imperdonable que sucedió en el pasado.
Muriel le encarga a Juan que
investigue a un buen amigo de la familia, el doctor Van Vechten, del que le han
llegado ciertos rumores turbios de un comportamiento indecente en el pasado. Juan
llevará a cabo su investigación tomando cuestionables iniciativas que le
conducen a espiar a Beatriz, salvarle la vida en su intento de suicidio y
contemplar con el tiempo como ésta acaba consiguiendo su propósito.
AMBIENTACIÓN Y ESTILO
La novela está ambientada en el
Madrid de los ochenta, tras los años tensos posteriores a la muerte de Franco,
cuando se transige con los delitos y circunstancias que tuvieron lugar en los
cuarenta años anteriores.
El estilo es el habitual de
Marías, con una voz narrativa en
primera persona reflexiva, con frases largas, deleitándose en la reflexión privada y en una acción que se mantendrá, como en muchas de sus obras, en suspenso, agrupada en torno al secreto, a hechos del pasado que determinan el futuro. El tono es introspectivo, íntimo, con alternancia de planos narrativos.
primera persona reflexiva, con frases largas, deleitándose en la reflexión privada y en una acción que se mantendrá, como en muchas de sus obras, en suspenso, agrupada en torno al secreto, a hechos del pasado que determinan el futuro. El tono es introspectivo, íntimo, con alternancia de planos narrativos.
TEMAS
Marías es un gran observador del
alma humana, de las conductas, manías, sueños, deseos, temores que mueven o
paralizan y que en algunos momentos obligan a callar.
Los temas son muchos, la justicia,
la culpabilidad, el matrimonio, el divorcio, el deseo sexual, la dificultad de
saber a ciencia cierta nada, el engaño, la idea de que casi siempre es mejor no
saber.
-- Memoria
histórica y transición.
“Una guerra así es un estigma que no desaparece en un siglo ni en dos,
porque lo contiene todo y afecta y envilece a la totalidad. Contiene todo lo
peor… Fingir es esencial para convivir, para prosperar y progresar, y aquí no
hay fingimiento posible después de habernos visto las verdaderas caras de
facinerosos, después de lo que pasó”.
En la novela se plantea el tema
de la necesidad o no de la memoria histórica y del ajuste de cuentas, de buscar
una justicia retroactiva.
En este sentido que es mejor, la
amnesia colectiva, el olvido general de esos cuarenta años, la elaboración y
falsificación de biografías para los nuevos tiempos… Marías lo deja claro,
tanto en la novela como en sus opiniones, le parece bien que se llegara a ese
acuerdo y que no se llevara a la gente a juicio, pero desde luego con lo que no
transige es con no poder contar todo aquello que pasó.
--
Lucro y beneficio.
También centrado en el personaje
del médico Van Vechten que aprovecha su situación de superioridad en el bando
vencedor para chantajear y cobrar en especie su silencio.
--
Deseo sexual.
Deseo que se impone a la lealtad
o el respeto.
“En aquellos instantes, en aquella noche cerrada, me parecía una suerte
para mí que estuviera viva y palpitante, aunque sólo fuera por mi admiración
sexual ya nada vaga ni amortiguada sino bien concreta y palpable y creciente,
mi mirada había abandonado toda conveniencia de edad, posición o jerarquía”.
--
Perdón.
La arbitrariedad del perdón. Podemos
disculpar hechos graves mientras que otros, que son pequeños, somos incapaces
de hacerlo. Así mismo perdonamos aspectos básicos siempre que no nos afecten
personalmente.
--
Mentiras, secretos, rumores.
“Lleva infinito trabajo silenciar lo cierto
o contar embustes, mantenerlos es tarea titánica y más aún recordar cuales
son”.
“Pertenezco a los que guardan algún secreto
que jamás podrán contar a quien vive y aún menos a quien ya murió. Uno se
convence de que ese secreto es pequeño, de que poco importa y en nada afecta a
nuestras vidas… sin embargo no ha habido jornada en que no me haya acordado de
eso, de lo que hice y pasó en mi juventud… es mejor que por si acaso lo siga
callando, por nuestro bien, por el mío, quizá el de mis hijas y sobre todo el
de mi mujer”.
“En realidad todo lo que se cuenta, todo
aquello a lo que no se asiste, es sólo rumor”.
--
Renuncia a la verdad y a saber.
“Así empieza lo malo y lo peor queda atrás,
eso es lo que dice la cita de Shakespeare que Muriel había parafraseado para
referirse al beneficio o la conveniencia, al perjuicio comparativamente menor,
de renunciar a saber lo que no se puede saber, de sustraerse al vaivén de lo
que se nos va contando a lo largo de la vida entera, y es tanto más que lo que
vivimos y presenciamos y aún esto nos parece a veces contado, a medida que se
nos aleja”.
“Lo que importó ya no
importa o muy poco, y para ese poco hay que hacer un esfuerzo; lo que resultó
crucial se revela indiferente, y aquello que nos desgarró la vida se nos
aparece como una niñería”.
PERSONAJES FICTICIOS, REALES Y PRESENTIDOS
FICTICIOS
-- Eduardo Muriel. Presenta una animadversión profunda hacia Beatriz.
La insulta y se esfuerza por mostrarle rechazo y desprecio. Pretende minarle el
ánimo y crearle inseguridades.
Es un hombre fiel a la palabra
dada, a la que hace honor por encima de todo. Al sentirse apasionadamente
enamorado de otra mujer durante la ausencia de su prometida, le sugiere por correo
que no vuelva. Ésta, sin embargo, regresa y hace valer la promesa de
matrimonio, fingiendo no conocer la carta. El cumple con su palabra y con el
tiempo descubrirá el engaño no queriendo perdonar. Marías lo describe con una
minusvalía, es tuerto.
“Juan, te estoy
hablando con el ojo que ve, no con el difunto”.
Este parche es un claro elemento
simbólico que hace referencia a que somos tuertos ante lo que vemos y muchas
veces miramos con el ojo “difunto”.
-- Beatriz Noguera. Es una mujer atractiva, inestable, de temperamento
depresivo lo que le lleva a distintas tentativas de suicidio. Engaña a Eduardo
con la ocultación de la carta sin medir el alcance dramático que supondrá
reconocer su existencia.
Es una persona empeñada en
recuperar a su marido, volver a aquel tiempo en que las cosas no eran así
“Mientras yo guarde ese recuerdo, conservo también la esperanza de que
vuelvan a ser como fueron… uno no borra la memoria a su gusto… no quiero
olvidarme ni superarlo… sino continuar en lo mismo, la prolongación de lo que
hubo”.
Está amargada pero no puede
desistir de su empeño
“Si me alejara de él, si me fuera o lo echara, renunciaría de verdad a
lo que quiero, y eso sería mi definitiva condena”.
-- Juan de Vere. Es el narrador que lo ve todo desde la distancia del
adulto necesitando contar la relación que tuvo con el matrimonio y que fue tan
decisiva en su vida. Es una mirada melancólica sobre un mundo ido que se
proyecta de cierta manera en su vida actual, casado con Susana, reproduciéndose
temores y secretos.
“El pasado tiene un futuro con el que nunca contamos”.
Si en la noche en que mantuvo una
relación con Beatriz, se le aparecía el rostro de Susana, hoy día recuerda a la
madre al estar con la hija.
-- Susana Muriel. Guarda el secreto de haber espiado cuando Juan tuvo
relaciones con su madre.
“Entonces me pregunto si no lleva toda la vida al corriente, si no
fueron sus pasos descalzos los que oí por el pasillo… Jamás ha hecho referencia
a eso, y yo menos, algunos secretos es mejor dejarlos”.
-- Jorge Van Vechten. Pediatra amigo de la familia. Es un personaje
repelente, engreído, sin humanidad ni piedad, que se dedicó en el pasado a
sacar partido de las informaciones de que disponía para chantajear, abusar de
las mujeres y destrozar la vida de sus víctimas. En la actualidad, sigue
coaccionando a las jóvenes amenazándolas con divulgar el uso de drogas.
“Nada da más satisfacción que cuando no quieren, pero no pueden decir
que no”.
Esta historia fue tratada ya por
Marías en el relato “Cuando fui mortal” donde un adulto comprende la realidad
de las visitas de un médico a su casa cuando era pequeño: el chantaje hacia sus
padres que consistía en satisfacer sus deseos con la madre, mientras el padre
se quedaba en el salón escuchando la radio.
REALES
La obra está plagada de
personajes del mundo cinematográfico, literario y artístico. Entre ellos el
cineasta Jesús Franco, tío del autor; el director de orquesta Odón Alonso,
también tío de Marías; el pintor Francesco Casanova; el escritor Juan Benet
(admirado por Beatriz y amigo de Rico); el filósofo Fernando Savater; el
escritor Chaves Nogales; el doctor Vidal (en realidad un antiguo compañero de
Marías y su actual cardiólogo); el editor Manuel Arroyo, etc.
Entre estos, el más destacado es
el filólogo Francisco Rico. Ya en otras obras anteriores el autor le había
cedido pequeños papeles pero en esta es una figura destacada, arrogante,
mujeriego y pedante.
PRESENTIDO
Un personaje fundamental de las
obras de Marías es Shakespeare. En cualquiera que elijamos se revela, ya sea
por medio de alusiones, en la temática o en los encabezamientos. Siete de sus
títulos los toma de este autor. Él dice que lo comenta, lo cita, lo parafrasea
porque es una fuente constante de fertilidad, su grandeza le invita a escribir,
le da ideas sobre lo que no está escrito pero se adivina, sobre su misterio.
CONCLUSIÓN
La novela me ha gustado aunque no
es de lo mejor que he leído de Marías. Creo que es demasiado extensa y habría ganado reduciendo
la parte central.
Marías lo cuida todo, nada es al
azar incluyendo la acertada cubierta de Balthus “Saliendo del baño”.
En conjunto, una obra donde
destaca su peculiar prosa, estilo y enigmas
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